El oso marino sudafricano no es un fócido (es decir, una foca), sino un otárido. Los fócidos se diferencian de los otáridos en la ausencia de orejas externas y en la inhabilidad de acomodar las aletas traseras bajo el cuerpo cuando están en tierra firme, de ahí que las focas se desplacen de esa forma característica en la que se empujan con el vientre, como «a trompicones».

Los osos marinos sudafricanos habitan zonas pelágicas y batiales, es decir, que realizan sus inmersiones más allá de la cobertura continental, en mar abierto. Aunque pueden sumergirse a gran profundidad, suelen permanecer a los 50-70 metros bajo el agua. Pueden pasar hasta uno o dos minutos bajo el aqua, gracias a una alta tolerancia fisiológica al dióxido de carbono. Al bucear, el oxígeno de su cuerpo se concentra en el corazón y en el sistema nervioso central, más que en órganos no vitales.

Cuando duermen en el agua, lo hacen en un modo de sueño unilateral o unihemisférico, esto es, con uno de los dos hemisferios cerebrales despierto. Este fenómeno se ha reportado en aves, más notablemente, pero también en mamíferos marinos, lo que en su caso les permite nadar y respirar, manteniéndose cerca de otros miembros de su grupo y alerta de la presencia de depredadores.