Fácilmente distinguible de otros grandes felinos por ser el único con pelaje a rayas, el tigre tiene una capa de pelo rojiza o anaranjada, con rayas negras, y barriga blanca. Las características rayas negras verticales varían en anchura, separación y longitud, y en si son singulares o dobles. El patrón y la distribución de las rayas son únicos a cada individuo.

Al igual que otros grandes felinos, el tigre es un depredador formidable. Está excepcionalmente bien adaptado para la caza de presas grandes, al poseer unas patas traseras musculosas, robustas y cortas, y garras largas, afiladas y retráctiles. Tiene también un cuerpo largo y fino, y el cuello es corto y ancho, con hombros muy poderosos, capaces de derribar y someter a presas mayores que sí mismo.

El cráneo tiene forma achatada, permitiendo a la mandíbula ejercer una fuerza mayor para asestar bocados literalmente aplastantes.

El tigre es una criatura predominantemente solitaria, y pasa la mayor parte del año viviendo y cazando en soledad. Por lo general, un tigre ocupa y defiende un territorio frente a intrusos del mismo sexo.

Los territorios de los machos son mayores que los de las hembras y se solapan con los de éstas. Cada individuo marca los límites de su territorio con orina y arañazos, que deja sobre árboles, arbustos y rocas. También dejan heces y raspones en los caminos o en lugares escondidos a lo largo del territorio para advertir a otros tigres de que el lugar está ocupado. La marca territorial permite al tigre comunicarse con otros y además proporciona información sobre la identidad, el sexo y la capacidad reproductiva del individuo.